
En esta investigación, publicada en 'Nature', el altímetro de LRO examinó el suelo del cráter, llamado Shackleton, y comprobó que la superficie del cráter era más brillante que la de otros cercanos, lo cual determina la presencia de pequeñas cantidades de hielo.
El coautor del trabajo, Gregory Neuman, ha indicado que "las mediciones de brillo han estado desconcertando a los investigadores desde hace dos veranos". En este sentido, ha explicado que en estas mediciones "la distribución del brillo no era exactamente lo que se había esperado" teniendo en cuenta las temperaturas frías existentes dentro de sus cráteres polares.
"La nave asignada usó un láser para iluminar el interior del cráter y medir su energía luminosa o reflectancia natural", ha indicado Neuman, quien ha apuntado que la luz láser mide a una profundidad comparable a la longitud de onda, o alrededor de una micra. En este 'exámen' al cráter, los científicos detectaron que la parte más profunda era relativamente brillante, pero sus paredes lo eran aún más.
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