REUTERS
Los investigadores descubrieron una cadena de relaciones
sexuales en una escuela secundaria en una zona del medio oeste de
Estados Unidos que indicó que el último adolescente en dicha cadena
tuvo contacto sexual directo sólo con una persona, pero
indirectamente con otras 286.
Los sociólogos que realizaron el estudio manifestaron que se habían sorprendido con el hallazgo.
"Es posible que sepan que su pareja estuvo con otra persona anteriormente. Pero no piensan en que esta otra persona tuvo una pareja previa que, a su vez, tuvo otra y así sucesivamente", explicó el director del estudio, James Moody.
Esto significa que los adolescentes necesitan recibir un enfoque diferente en su educación sexual y, en especial, para prevenir la transmisión de enfermedades sexuales, según el equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio.
Moody y sus colegas estudiaron a adolescentes de una sola escuela secundaria en un pueblo cuyo nombre no fue revelado.
Los estudiantes participaron en un sondeo anónimo que incluyó detalles sobre su conducta sexual.
Los investigadores hallaron que, como sucede con la población adolescente de Estados Unidos en general, un poco más de la mitad de los estudiantes había tenido relaciones sexuales.
CASI 300 ESTUDIANTES EN CADENA SEXUAL
En un caso, 288 estudiantes fueron vinculados a una cadena de contactos sexuales en la que un muchacho sostenía relaciones sexuales con una muchacha y ésta se acostaba luego con otro joven que posteriormente se involucraba en relaciones íntimas con otra chica y así sucesivamente.
Y, según Moody, lo estaban haciendo a propósito.
"La evidencia (hallada) en esta cadena indica que los adolescentes eran muy conscientes del patrón local de actividad sexual", dijo Moody.
"Sabían que iban a salir con la ex pareja de la pareja de su ex pareja. Es una relación muy cercana", añadió.
Moody dijo que esto difiere mucho del patrón de conducta sexual del adulto.
Los intentos para frenar la transmisión de enfermedades sexuales entre los adultos se enfocan en personas que tienen una vida sexual muy activa. Entre los adolescentes, al parecer, se necesita llegar a cada uno de ellos.
"Los estudiantes en esta cadena no son casos aislados. Simplemente son adolescentes promedio y no extremadamente sexuales. Por lo tanto, las políticas sociales que puedan ayudar a alguno de ellos a protegerse de las enfermedades de transmisión sexual podrían romper cadenas que conducen a la diseminación de infecciones", dijo Moody.
En su investigación, Moody y sus colegas utilizaron datos del Estudio Longitudinal Nacional de la Salud del Adolescente, realizado en 1995.
Los sociólogos que realizaron el estudio manifestaron que se habían sorprendido con el hallazgo.
"Es posible que sepan que su pareja estuvo con otra persona anteriormente. Pero no piensan en que esta otra persona tuvo una pareja previa que, a su vez, tuvo otra y así sucesivamente", explicó el director del estudio, James Moody.
Esto significa que los adolescentes necesitan recibir un enfoque diferente en su educación sexual y, en especial, para prevenir la transmisión de enfermedades sexuales, según el equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio.
Moody y sus colegas estudiaron a adolescentes de una sola escuela secundaria en un pueblo cuyo nombre no fue revelado.
Los estudiantes participaron en un sondeo anónimo que incluyó detalles sobre su conducta sexual.
Los investigadores hallaron que, como sucede con la población adolescente de Estados Unidos en general, un poco más de la mitad de los estudiantes había tenido relaciones sexuales.
CASI 300 ESTUDIANTES EN CADENA SEXUAL
En un caso, 288 estudiantes fueron vinculados a una cadena de contactos sexuales en la que un muchacho sostenía relaciones sexuales con una muchacha y ésta se acostaba luego con otro joven que posteriormente se involucraba en relaciones íntimas con otra chica y así sucesivamente.
Y, según Moody, lo estaban haciendo a propósito.
"La evidencia (hallada) en esta cadena indica que los adolescentes eran muy conscientes del patrón local de actividad sexual", dijo Moody.
"Sabían que iban a salir con la ex pareja de la pareja de su ex pareja. Es una relación muy cercana", añadió.
Moody dijo que esto difiere mucho del patrón de conducta sexual del adulto.
Los intentos para frenar la transmisión de enfermedades sexuales entre los adultos se enfocan en personas que tienen una vida sexual muy activa. Entre los adolescentes, al parecer, se necesita llegar a cada uno de ellos.
"Los estudiantes en esta cadena no son casos aislados. Simplemente son adolescentes promedio y no extremadamente sexuales. Por lo tanto, las políticas sociales que puedan ayudar a alguno de ellos a protegerse de las enfermedades de transmisión sexual podrían romper cadenas que conducen a la diseminación de infecciones", dijo Moody.
En su investigación, Moody y sus colegas utilizaron datos del Estudio Longitudinal Nacional de la Salud del Adolescente, realizado en 1995.
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